La vida saludable puede reducir de manera importante el riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca incluso si los genes están en contra de uno.
Un estudio amplio encontró que la gente con el mayor riesgo heredado redujo a la mitad sus probabilidades de padecer un ataque cardiaco u otros problemas del corazón si no fumó, se alimentó bien, hizo ejercicio y se mantuvo delgada.